Mendoza se convulsionó por nuevos escándalos protagonizados por algunos hombres del Gobierno. El país se ha vuelto a inquietar por las sesiones del Parlamento nacional con el enfrentamiento cada vez más duro entre oficialismo y oposición cuando ni uno ni otro tiene la mayoría para imponer nada. La sociedad vuelve a crisparse por este choque y el que, por decantación, sale a la luz como el más profundo entre los K y el vicepresidente Julio Cobos en decidida carrera hacia la Presidencia en el 2011.
En medio de estos episodios, escandalosos todos, en la provincia salta como el primer anotado para suceder a Celso Jaque Guillermo Carmona, quien desde la Secretaría de Ambiente, ha confesado su deseo de disputar la candidatura pese a reconocer que, de conseguirla, esta vez bailará con la más fea. “El hecho de pretender ser el candidato a gobernador y decirlo ahora tiene cosas a favor y también una en contra y es que, como lo blanqueaste, comienzan a tirarte miguelitos en el camino para que te pinchés; pero bueno así es el juego, son las reglas. Pero voy a pelear por eso”, dice el funcionario de Jaque, que se sumó al gabinete desde el inicio de la gestión del malargüino luego de haberlo enfrentado en la interna que definió al candidato peronista en el 2007 y que alcanzara la gobernación en medio de una sorpresa mayúscula.
Siete días atrás, desde esta columna mencionamos a Carmona por ser uno de los interesados en la candidatura a gobernador a base de una serie de indicios y especulaciones sobre sus movimientos y viejas ambiciones. Y también señalamos que su gestión en Ambiente generaba suspicacias y que algunos lo apuntaban por ser el causante del freno a la actividad minera en la provincia como discurso y carta de presentación en su estrategia política.
Carmona hoy se anima a hablar de política y de gestión y reconoce en Jaque haberle permitido llevar adelante lo que para él ha sido una buena gestión en Ambiente “con sólo 0,47 por ciento del Presupuesto de la Provincia. Para la plata con que contamos hicimos mucho y aprovechamos la articulación con otras áreas de gobierno que cuentan con recursos pero que no tienen un perfil político. Ahí ha estado, creo, la clave”, se jacta Carmona.
“Yo voy a salir a pelear, y lejos estamos de querer o pretender trabar el desarrollo minero en Mendoza. Quienes piensan eso están equivocados y sé que tengo algunas contras en el mismo gabinete”, confiesa. Y prosigue: “De qué me va a servir que se diga de mi paso por Ambiente que fui o que fuimos la gestión que frenó todos los emprendimientos. Por el contrario, yo voy a ser el candidato que le pueda decir a la gente que se permitió el desarrollo minero sin objeciones desde lo ambiental”.
El gobierno de Jaque hoy se ve tironeado entre los ambientalistas que pretenden a rajatabla la prohibición de cualquier actividad minera al aire libre y a gran escala en el territorio provincial por contaminante y aquellos que reclaman una acción concreta y clara de parte de la administración para dar vía libre a este negocio económico en el que mueven cientos de millones de dólares en pleno juego. Ese tironeo también está dentro del gabinete, cuestión que pareciera haber frenado la marcha que, al menos hasta el año pasado, todo indicaba que se encaminaba hacia una resolución. Así como se acusa a la secretaría de Carmona de paralizar proyectos de envergadura, como el de oro y cobre de Uspallata, otros se preguntan –con cierta malicia también– por el rol de la Dirección de Minería a la que no ven “militar” los proyectos, como tampoco a la subsecretaría del área que conduce Walter Vázquez en el Ministerio de Infraestructura de Francisco Pérez.
Sin desviarse de su plan para hacerse de la candidatura a la Gobernación, Carmona prosigue con sus argumentos, buscando hacer caer a los que lo apuntan. “Cuando me ocupé de la secretaría, me di cuenta de la influencia que se puede tener desde aquí para alimentar una carrera política determinada, usando como columna vertebral el discurso de la defensa del medio ambiente. Pero no quiero escupir para arriba como ya les ha pasado a muchos y hoy están entrampados”. ¿Por ejemplo? “Por ejemplo Jorge Difonso (intendente de San Carlos). Él basó su campaña en la defensa férrea del medio ambiente en contra de la minería y hoy no puede habilitar una antena del sistema Tetra, porque los vecinos dicen que es contaminante”.
Lejos de ponerles trabas a los emprendimientos mineros, se defiende Carmona, afirma que busca “que se hagan las cosas bien”. “Tengo el apoyo del gobernador que nos ha dicho que se haga todo en función de lo que está escrito en la ley; esto es que se vayan cumpliendo todos los pasos para poder habilitar una explotación como la de Potasio Río Colorado en Malargüe, que ya está en condiciones de arrancar, y evitar la judicialización como ocurrió con el caso de la explotación de petróleo en Llancanelo y que después de diez años se llegó a un acuerdo”, agrega.
El funcionario cree ver también alguna estrategia legislativa en su contra (por eso habla de los miguelitos que le van tirando) cuando manifiesta que está esperando la aprobación de un fondo específico con plata que debe aportar la empresa que explotará la sales de potasio en Malargüe y agrega: “No sé por qué razón no sale. Potasio Río Colorado debe adelantar 1 por ciento de la facturación que tendrá, independientemente de las regalías. Con esa plata, unos 4 millones de dólares en primera instancia, se hace un hospital en Malargüe. No entiendo qué pasa”. Carmona, que viene del ámbito legislativo, sabe bien de algunas de esas prácticas dudosas. Por algo habla.
El juego político en Mendoza comienza a moverse y a alimentarse. Carmona está lanzado. Cree que Jaque debe dejarlo jugar en su convencimiento de que el candidato peronista a sucederlo debe salir del gabinete y no desde las comunas. Puede que tenga razón, pero porque hoy son pocos los que quieren tomar esa brasa. Ni siquiera Carlos Ciurca, de quien dicen que aprovecha su momento mediático pero para buscar la intendencia de Las Heras. “El Carlos no va a pisar ese palito (por la Gobernación)”, dice uno de sus cercanos. “Iglesias ganó la provincia cuando nadie de su partido quería agarrar la candidatura”, comenta a modo de ejemplo. Carmona no habla por sí sólo ni por decisión propia. Desde el comando jaquista, en el cuarto piso de la Casa de Gobierno, le han hecho un guiño.
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